jueves, 21 de septiembre de 2017

Cerro Machu Picchu (3.065m)


La ciudadela de Machu Picchu debe su nombre a esta imponente montaña que supera por poco los 3.000m de altitud.  Localizada al Sur del recinto arqueológico, es la montaña más alta de las que le circundan directamente y hemos elegido subirla, en lugar del hiper-visitado Huayna Picchu, porque su ubicación provee una visión mucho más vasta del recinto y alrededores.

El Cerro o Montaña Machu Picchu se yergue desafiante al Sur de la ciudadela

Lo de madrugar se ha convertido en tradición estas vacaciones y hoy, día grande, no iba a ser menos.  A las 4:30am ya estamos guardando cola para subirnos a uno de los autobuses que, como único medio de transporte rodado, nos tienen que llevar hasta la entrada del Recinto Arqueológico de Machu Picchu, monumento incluido en el listado de las “Siete Maravillas de Mundo Moderno”.  Tenemos la entrada comprada desde hace cuatro meses y al llegar a la puerta, un guía oficial le echa un vistazo y nos recomienda que entremos directamente y subamos a la Casa del Guardián a disfrutar de la salida del Sol que ya asoma por entre estas escarpadas y selváticas montañas que nos rodean.


Tras secarme los lagrimones caídos ante semejante espectáculo, comenzamos nuestra peregrinación dirigiéndonos al Sur y siguiendo las indicaciones hacia “Montaña Machu Picchu”.   Pasamos algunas indicaciones que rezan “Puerta del Sol” y nos chirrían los dientes de la envidia que nos dan los senderistas que entran aquí a través de ella tras recorrer el Camino del Inca, reservado para quienes se planifican con sobrado tiempo pues los permisos de entrada están muy limitados y las agencias los copan casi todos, así que si alguien quiere completar esta ruta, es imprescindible reservar con al menos seis meses de antelación y no ha sido nuestro caso.

El ascenso comienza decidido tras registrarnos en la caseta de control de entrada a este monte sagrado.  No hay pérdida posible, sólo hay que subir, subir y subir los miles de escalones que primero recorren la ladera dirección Sur dejando el recinto a nuestra espalda.



La ciudadela y el famoso Huayna Picchu quedan a nuestras espaldas

No hay que engañarse, no es un simple paseo.  Hay que cubrir 600m de desnivel en pocos kilómetros, lo que significa superar pendientes muy acentuadas que hacen desistir a mucha gente, incluida la pareja que nos acompaña con quienes nos volveremos a reunir abajo para la visita guiada al recinto arqueológico.

Nosotros, que estamos entrenados tras nuestras variadas excursiones por Ánchash, continuamos a muy buen ritmo subiendo escalones con la pared rocosa a nuestra derecha y la selva abismal a la izquierda.  La sensación es de exotismo total y estamos mucho más que motivados, debe ser la energía del lugar.  Llegamos a un semi collado donde giramos a nuestra derecha para cambiar de vertiente y dirección, ahora caminamos cara al Norte y el camino se dificulta presentando bastante "patio" y aumenta la pendiente.


Contraste entre montañas selváticas y el imponente Nevado Verónica al fondo



Un último tramo aéreo y nos aupamos al lomo cimero que en un encantador llaneo, nos lleva a la cima donde somos bastantes menos de los que empezamos.  El ambiente sigue siendo mágico y la actitud de quienes estamos lo demuestra: nos hacemos fotos unos a otros pero nada de postureo, todo respeto y admiración por el lugar en que nos encontramos.  Almorzamos algo e iniciamos la bajada que aún nos espera la visita del recinto, plato fuerte de nuestras vacaciones en el Perú.




Panorámica realizada con el móvil desde el punto más alto

Ascensión asequible sólo para gente con fuerza de voluntad o con un mínimo grado de entreno pues calculamos que, de la gente que empezamos, llegamos arriba menos de la mitad.  Calzado cómodo y mucha agua imprescindibles.  Más que aconsejable madrugar y subir en el primer turno pues en hora punta de mitad de mañana la cola era interminable.

Moraleja del día: Una siempre piensa que cuando un lugar es tan famoso, no le va a sorprender tanto como espera y esta es la enésima vez que me equivoco: cuando un sitio es mágico, es mágico y el Machu Picchu es el padre de la magia.  Palabra de Pirene.



AQUÍ el track

Fecha real: 17/07/2017

Desnivel: 600m

Distancia: 3,5km

Tiempo invertido: 2h15m

jueves, 14 de septiembre de 2017

Pico Robiñera (3.003m.)


Tenía por ahí alguna oferta “tresmilista” bastante apetitosa, pero cuando Marian me dijo que estaba motivada para subir su primer tresmil, no dudé.  Hacía muchos años ya había estado yo por el Robiñera pero no lo culminé, así que la triunfada estaba servida: un tresmil fácil y además capicúa, perfecto para un bautizo “tresmilero”.  Componemos el equipo: Marian, Jesún (A.K.A. Tato), Santi (A.K.A. Tolo) y Servidora de Ustedes para servirles.



Salimos de Huesca a las seis de la mañana y tras un par de horas de coche, paramos en la gasolinera de Parzán para seguir nuestro plan de Almorzar “de mesa” en la cafetería, cosa que muy a nuestro pesar se alarga lo suyo y hasta las nueve bastante pasadas no conseguimos retomar camino, ahora hacia Chisagüés y de aquí por la pista hasta el Llano de Petramula donde aparcamos.

Son las diez de la mañana cuando empezamos a andar subiendo por la pista y enseguida, en una curva muy cerrada de derecha, nos desviamos a nuestra izquierda (Este) siguiendo la senda que nos indica hacia los Ibones de La Munia.  Ascendemos cómodamente por senda muy clara y bien trazada, ganando metros sin mayor dificultad hasta llegar a las inmediaciones del Collado de las Puertas donde encontramos un desvío, aquí tendremos que cruzar el Barranco del Clot de los Gabachos todavía sin caudal pues si continuamos la senda principal por la izquierda nos iríamos a La Munia, así que nos dirigimos a nuestra derecha.

La senda transcurre al principio por terreno amigable siempre con el Robiñera a la vista

Se aprecia la senda que tenemos que seguir a nuestra derecha


El terreno cambia: se empina y dificulta pero no hay pérdida, la senda está marcada y ante el mínimo despiste siempre hay un hito que seguir.  Nos encontramos con un resalte rocoso que superamos ceceando y fiándonos de la adherencia tras lo cual nos acercamos al tramo que más temo de lo que recuerdo: una pedrera infame que echa para atrás al más pintado, pero con paciencia y buen humor superamos las infinitas zetas que ayudan a superarla.


Las vistas de las Tres Sorores animan a continuar

Pedrera infame

La pedrera finaliza en otro escalón que superamos con una fácil trepadita que nos deposita en una antecima tras la cual entramos en un tramo de arista con algún paso fácil pero “ambientado” donde nos cruzamos con un nutrido grupo de montañeros que ya descienden.

Ibón de La Munia


El girante marrón es La Munia y justo delante está la cima de color gris del Robiñera salpicada del colorido de un gran grupo de montañeros

Tras un par de sube-baja nos aproximamos por fin a la amplia cima donde por suerte, ya solo queda un grupo de cuatro personas que nos hacen las fotos de rigor.  Aprovechamos el buen tiempo para comer y bebernos el tradicional vasito de Cava que ha traído Marian para celebrar su bautizo en esto de los tresmiles.  Hago de madrina y la nombro “Lady Marian de Robiñera” poco antes de comenzar a bajar siguiendo exactamente el mismo itinerario de subida.

Cara Norte de las Tres Sorores

Zoom a Su Majestad Vignemale

Y ahí se queda el Robiñera y su insufrible pedrera
Sencilla y muy agradable ascensión a un tresmil sencillo.  Tampoco tomárselo a la ligera, alcanzada la cresta se suceden pasos y zonas de alta montaña que requieren atención.

 


AQUÍ el track

Fecha real: 20/08/2017

Desnivel: 1.100m

Distancia: 9km

Tiempo invertido: 7h

domingo, 10 de septiembre de 2017

Nevado Mateo (5.150m). Parque Nacional Huascarán (Áncash, Perú)



El macizo de Contrahierbas se ubica al Este del Huascarán y tiene su altitud máxima en 5.956m. Lo componen varios picos (aquí se llaman Nevados, por el blanco de sus cumbres) de más de 5.000m. y para hoy nos disponemos a conquistar el Nevado Mateo que no es más que un hombro que se desprende de las estribaciones Sur-Este de la cima principal del Nevado Contrahierbas.
Al fondo a la derecha nos espera el pequeño Mateo

A las infames 3h30m de la heladora madrugada, nos pasa a recoger por el hotel nuestro inestimable guía en un aparato que a duras penas calificaremos de vehículo automóvil…. Llamémoslo “troncomóvil” para quedarnos todos contentos. A los diez minutos hacemos una parada para recoger a Giacomo, un joven italiano que, por sorpresa, nuestro guía a invitado a unirse a la excursión.

Tras unas tres horas de carretera cabeceando y durmiendo a ratos. El conductor nos despierta pues hemos llegado al punto de partida: la punta Olímpica (4.600m), un collado excavado por el túnel de la carretera que comunica Carhuaz y Chacas. Tras echarle la bronca al guía por enjaretarnos un tercer compañero imprevisto, nos pertrechamos con las botas súper rígidas que nos han alquilado y los cascos para enfrentarnos a los primeros metros de ascensión.

Arrancamos por nuestra izquierda dirección Este atravesando un campo recién plantado de repoblación y en menos de un santiamén estamos en la morrena superando el visible trazado que describe un par de zetas por entre grandes placas de roca rojiza. El guía nos advierte que vamos a comenzar a superar la parte más difícil de esta primera parte de la ascensión, una serie de trepadas por placas tumbadas, con buenos agarres pero con una caída … digamos… peligrosilla.

Últimos pasos de trepada, al fondo el Mateo

En el Huascarán ya ha amanecido mientras a nosotros nos espera la niebla

Sólo nos queda seguir superando la pedregosa pendiente hasta plantarnos en la entrada del glaciar. La niebla se nos ha apoderado, pero para este tipo de gestas, lejos de casa y habiendo pagado por adelantado, una ni se plantea la renuncia (excepto por cuestiones de alto riesgo). Nos calzamos crampones y polainas, nos colocamos los arneses y nos encordamos.

La nieve está dura y es rara, muy diferente a la nieve dura pirenaica pero tanto crampones como piolet hacen correctamente su función para superar una primera pala que nos hace mantener un ritmo de ascenso sostenido a pesar de presentar muy distintas inclinaciones. Sobre la cota 5.000m, realizamos una travesía a nuestra izquierda para depositarnos a los pies de una segunda pala que, con una inclinación de sus 45º aprox., nos hace sudar y a mí me obliga a maldecir a cada paso por una dificultad a la que no estoy acostumbrada y por la lógica falta de oxígeno que siempre se nota por muy aclimatado que se esté. Y así, clavando piolet, realizando comentarios escatológicos sobre el que reina en los cielos y preguntándome quién me mandará a mí a meterme en estos fregaos, alcanzamos la cumbre del Nevado Mateo envueltos por la niebla y sin disfrutar del paisaje, pero muy contentos de haberlo conseguido.

La niebla nos engulle al entrar al glaciar

Cima sin vistas (sonrisas de frío más que de alegría)

Los pequeños claros nos indican que estamos rodeados de gigantes

Tras un rato en la cima esperando a que se despeje sin tener suerte, empezamos el descenso desandando nuestros pasos. Giacomo va en cabeza, pero no está acostumbrado a este terreno así que vamos muy despacio asegurando cada paso hasta que la pendiente cede para dejarnos disfrutar y fluir cara abajo pensando en la sopa de quinoa que nos espera en Huaraz.

Llegando de regreso a la morrena

Un rayo de sol delata la magnificencia del entorno

Ascensión ideal para iniciarse en el Andinismo. En realidad, se trata de una excursión que se han sacado las agencias de la manga para poder ofrecer a los clientes alguna ascensión fácil que se pueda hacer en un día.  Imprescindible la aclimatación previa y más que recomendable llevar equipo personal (botas rígidas o semi-rigidas, casco, piolet, crampones y arnés) porque el de alquiler es realmente lamentable.

Moraleja de hoy: “No hay bota que en mochila no quepa”


AQUÍ el track (fiable el trazado, no los datos. La altitud le debió sentar mal al GPS)

Fecha real: 09/07/2017

Desnivel: Unos 600m

Distancia: Unos 6km.

Tiempo invertido: 5h


viernes, 1 de septiembre de 2017

Laguna Churup. Parque Nacional Huascarán (Áncash, Perú)


Por recomendación tanto de la Agencia que nos llevó ayer a la Laguna 69, como de la Oficina de Turismo de Huaraz, acometemos hoy la visita a la Laguna Churup como última jornada de aclimatación antes de intentar conquistar algún cinco mil, que aquí hay muchos y ya que estamos…


La Laguna Churup se ubica al Nor-este de la ciudad de Huaraz, donde nos estamos alojando estos días y a los pies del Nevado Churup (5.495m) visible incluso desde la terraza del hostal donde desayunamos todas las mañanas.  En realidad, si se dispone de tiempo y ganas, se podría acometer esta excursión desde la misma ciudad, pero no es esta nuestra opción.  Estamos cansados y no nos apetece madrugar, así que descartamos también la opción de aproximarnos mediante una combi que nos saldría más barato. A cambio, nos gastamos unos soles más y como marqueses nos montamos en un taxi cuyo conductor nos explica el tremendo crecimiento que sufrió la ciudad en apenas unos años cuando comenzó la explotación de una enorme mina de oro situada en la Cordillera Negra (justo frente a la Cordillera Blanca, al Oeste de Huaraz).

Desayuno con vistas: el Huascarán al amanecer

Tras poco más de media hora serpenteando por una solitaria pista de montaña, llegamos al paraje de Pitec donde, previo pago de 10 soles por la entrada al Parque Nacional, comenzamos a caminar dirección Norte subiendo unas escaleras que transitan por un hombro que se desprende de las estribaciones del Nevado Churup.



Tras kilómetro y medio andado, sobre la altitud de 4.150m, el camino torna dirección Este (derecha) y nos encara al barranco que baja directamente de la Laguna hacia el que nos dirigimos a media ladera llaneando durante un buen rato.  Tras un rellano atravesado por un pequeño torrente, nos encontramos con una zona algo vertical que se supera mediante unas cadenas estupendamente dispuestas para asegurar el ascenso.

Al llegar al alto, giramos a la derecha hacia el barranco

Media Ladera

Primer tramo de cadenas

Tras un descenso, llegamos a una zona de acampada que dejamos atrás para volver a ascender acercándonos al cauce para encontrar un nuevo tramo vertical con cadenas que trazan una travesía a la izquierda.  Luego un tercer tramo nos obliga a montarnos a caballo sobre un gran bloque y después un cuarto tramo supera una placa tumbada.


Nuestro particular "paso del caballo"

El terreno se hace más amigable y cruzamos el cauce del barranco hacia nuestra derecha para comprobar que aún nos queda un último paso vertical, ya sin cadenas que nos obliga a echar mano de un árbol que parece puesto adrede.  Un paso horizontal por otra placa tumbada aprovechando la infinita adherencia del granito, nos deposita en la preciosa y grande Laguna Churup que, a los pies de su Pico homónimo, nos recibe con frío y viento.




Tras avituallarnos y saludar a una pareja de andaluces que conocimos el otro día y con quienes seguimos coincidiendo, regresamos por el mismo itinerario disfrutando de las vistas de la Cordillera Negra frente a nosotros y sobre Huaraz.  Notamos la aclimatación y por fin los mareos y los dolores de cabeza han pasado a la historia.




Otra bella excursión, más solitaria pero con un cierto grado de dificultad por los pasos con cadena y, como no, la altitud que requiere su aclimatación.

Moralejas de hoy:
1 “No por más madrugar amanece más temprano” o lo que es lo mismo, pilla un taxi y no seas rata.

2 A buen aclimatador, pocas lagunas cantan.




AQUI el track

Fecha real: 07/07/2017

Desnivel: 790m

Distancia: 8km

Tiempo invertido: 5h