viernes, 9 de octubre de 2015

Ibón de Llardana o primer intento a los Picos de La Forqueta



Queremos hacer algún tresmil antes de que acabe la temporada seca y todo se cubra de esas primeras nieves engorrosas y resbalosas.  JM y Pol proponen los Picos de la Forqueta saliendo desde el Refugio de Ángel Orús donde pasaremos la noche antes.  Bonito y yo nos apuntamos sin dudar.  Finalmente somos cinco los componentes de la gesta: los anteriormente nombrados acompañados por Chaime, el retoño de Pol.


Poco antes de abandonar la población de Eriste y justo donde un cartel lo indica, parte a nuestra izquierda una pista que en sus primeros kilómetros está asfaltada.  En los carteles del refugio avisan que se recomienda el uso de vehículo 4x4 para llegar hasta el parking.  Nosotros llegamos bien con vehículos “normales”.  Aparcamos, nos pertrechamos y empezamos a caminar dejando a nuestra izquierda la cascada de Espigantosa y cruzando el barranco de La Aigüeta de Eriste mediante un puente.


Nuestro objetivo de momento es el Refugio de Ángel Orús y la cosa en tan fácil como seguir el camino sin desviarnos y cosa de hora y media, mientras la luz va escaseando, nos plantamos en este singular edificio donde nos alimentan y alquilan una habitación con baño a compartir con otros veintitantos montañeros y montañeras (más de ellos que de ellas, como es habitual, digamos un 70/30).

Tras la típica noche de refugio: ronquido aquí, ronquido allá, viajes al baño y hedores varios, nos desperezamos y desayunamos para comenzar a caminar al punto del amanecer, como los montañeros de verdad.


Iluminados por los frontales, caminamos sobre la GR11.2,  variante de la transpirenaica que cubre la ruta entre los refugios de Estós-Ángel Orús-Viadós.  De momento, ganamos altura superando resaltes por un caos granítico en dirección norte como si quisiéramos ir al Posets.  El terreno cambia al cruzar el Torrente Llardana por un malogrado puente para convertirse en una amable ladera que iremos superando hasta tener la Canal Fonda a la vista.


Dejamos a las hordas de roncadores y especialmente a una rubia roncadora “Lady Barrantes”, desviarse hacia el gigante de esta zona por la derecha mientras nosotros continuamos sobre la GR.  Transitamos dejando el Torrente a nuestra izquerda mientras un viento helador nos da señales de lo que nos espera cuando la vista se abra hacia nuestro destino.

Al divisar el Ibón de la Llardana entiendo que hoy no vamos a triunfar.  Las nubes ya se han espesado, el viento arrecia y los Picos de la Forqueta desaparecen y aparecen bajo una espesísima niebla.  En seguida llegamos a la orilla del ibón donde sacamos a pasear el sentido común y decidimos renunciar a los ansiados tresmiles.  Ellos siempre estarán allí y nosotros siempre podremos volver…



Algo desanimados comenzamos el descenso por el mismo camino mirando atrás más veces de lo aconsejable pensando que a lo mejor habría despejado.  En esas llegamos al refugio para rehacer las mochilas y almorzar, momento en el cual la temperatura desciende aún más y empiezan a saltarnos las alarmas de las aplicaciones predictoras de lluvia de nuestros smartphones.  En cuanto retomamos la marcha, arranca la lluvia que nos acompañará hasta el coche.  En campo, ya contentos de la buena decisión tomada, nos echamos las cañas y refrescos de rigor y nos despedimos con la clara intención de repetir en cuanto se pueda.



Fecha real: 04/10/2015

Desnivel: 608m 

Distancia recorrida: 6.75km

Tiempo invertido: 5 horas

(Datos sólo del ataque al Ibón, sin contar la subida al refugio)






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