viernes, 31 de julio de 2015

Valle del Madriu y Estany Blau



El Valle glaciar del Madriu (madre del agua) se caracteriza por su longitud y por una riqueza paisajística que le comportó el nombramiento como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005.  Con estos alicientes ¿cómo no íbamos nosotros a posar nuestro último objetivo Andorrano en tan singular lugar?... allá que vamos.



Dejamos la furgo en un pequeño arrime a la altura del kilómetro 7 de la carretera CS101.  No hay apenas sitio para aparcar, así que recomiendo madrugar mucho para ser los primeros como hicimos nosotros.  Hay un mapa al principio del camino y las marcas roji-blancas de la GR7 nos indican que vamos por el buen camino, transitando un empedrado muy empinado que nos transporta a través del bosque que a ratos se abre en pequeños prados o cobija bordas de ganadería.  Poco a poco, nos alejamos de la civilización acercándonos más al río que queda a nuestra derecha.  Nos encontramos unos cuantos desvíos, pero nuestro camino es el principal y hasta tiene nombre… el “Camino del Río”.  Así, desperezándonos y admirando el paisaje de ribera, llegamos a las Bordas de Rámio donde hacemos una primera corta parada de avituallamiento.


Continuamos camino y al rato encontramos el desvío donde la GR7 se convierte en GR11.  Imposible perderse, seguimos recto.  La pendiente se suaviza considerablemente y el camino se acerca al río cuyas aguas discurren sin grandes desniveles nutriendo un paisaje boscoso que bien podría ser escenario de cualquier película de princesas del medioevo.


Voy imaginando a Campanilla mientras cruzamos los barrancos de las Canales de la Bova y la Colilla.  Ciertamente el paisaje es precioso y no acierto a plasmarlo en la cámara, como suele pasarme.  Sin casi darnos cuenta, se abre un precioso claro.  Bucólico donde los halla,  este paraje cobija el Refugio de Fontverd donde pararemos a almorzar mientras contemplamos cómo un helicóptero se posa unos pocos minutos para recoger unas bolsas que entrega el guarda de la zona.


Continuamos por la comodísima senda que se adentra de nuevo en el bosque para atravesar un humedal que nos indica la cercanía de nuestro próximo y dramático cambio de dirección.

Encontramos la primera señal que nos habla del Estany Blau, nuestro objetivo final de hoy.  Abandonamos la GR11 girando a nuestra izquierda y siguiendo los bolos amarillos característicos de los itinerarios reseñados de este mini encantador país.  Sin embargo, hoy la cosa no resulta tan fácil como días pasados.  Se trata de un itinerario muy poco transitado así que, mal acostumbrados a las bondades de las sendas anchas y claras, tenemos que ponernos el modo “montañeros experimentados” encendido e ir buscando los mejores pasos que siempre estarán indicados o con pintura o con hitos.  Alcanzamos un primer falso collado que nos deposita en un llano que atravesaremos buscando la senda prácticamente inexistente hacia un resalte de rocas donde difícilmente vamos avistando alguna marca de pintura que nos ayudarán a encontrar un fácil paso de placa inclinada ayudado por una cadena tras la cual ingresamos en una corta canal que se abrirá al collado donde divisamos un cartel desde el que por fin encontraremos el remoto Estany Blau.


Habíamos leído que las aguas de este lago son las más turquesas de todo el Pirineo pero, la verdad, no nos lo parece aunque quizá el fuerte viento que mueve el agua le cambia el color.  No lo sabemos.  La cuestión es que aprovechamos el paraje y lo reventados que nos ha dejado esta última etapa de la jornada para comer y descansar un buen rato antes de retomar el mismo camino y desandar nuestros pasos de regreso al coche.


Larga y bella excursión con dos diferencias muy claras: fácil hasta el desvío y muy difícil el acceso al Lago.  Hay varios itinerarios más para descubrir el Valle del Madriu que a lo mejor resulten más sencillos pero largos siempre.

Así ponemos fin a nuestro periplo por las montañas de Andorra, que no por el país, pero lo demás ya es otro cuento.  Volveremos, eso sí.


AQUÍ el track


Fecha real: 08/07/2015


Desnivel acumulado: 1.300 metros


Distancia recorrida: 17 kilómetros


Tiempo invertido: 10 horas

martes, 21 de julio de 2015

Lagos de Juclar (Valle de Incles, Andorra)

Si bien ayer nos subimos el pico más alto, para hoy elegimos acercarnos al lago más grande de Andorra.  Como ayer ya nos dimos buena paliza, elegimos este agradable paseo para estirar las piernas y visitar uno de esos rincones que recomiendan las guías.


En la carretera principal que une Andorra con Francia y España por el norte, pasada la localidad de El Tarter, a mano izquierda y muy bien señalizada, sale la pista asfaltada que recorre el Valle de Inclés.  Ahora en verano, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde, hay que aparcar el vehículo en la entrada para coger un pequeño autobús turístico que nos transportará hasta el fondo del valle admirando las bordas que lo salpican y el verdor de sus praderas.



Nos encontramos en una zona de Pic-nic y aparcamiento llamada “La Baladosa”, desde aquí cruzamos un puente y seguimos hacia la izquierda por la pista que, en suave ascenso pronto se convertirá en una senda que cruza el río a través de un pequeño y coqueto puente.  Sólo queda continuar por la senda sin pérdida posible siguiendo el cauce del Río Juclar hasta divisar la presa del Estany Primer de Juclar, de aquí a mano derecha subiremos hasta el Refugio de Juclar donde paramos a remojarnos los pies en una balsa cercana mientras nos comemos un arroz con pollo cocinado por Bonito para semejante ocasión.

Tras descansar un buen rato, dejamos el refugio atrás transitando por la senda siempre clara y marcada con bolos amarillos hasta las inmediaciones del Estany Segon hasta cuya orilla no llegaremos sino que fotografiaremos desde lo alto para girar sobre nuestros pasos y regresar tal como hemos venido para seguir descansando que mañana nos espera una larga jornada de montaña.






Ruta muy sencilla, corta y con el desnivel justo para poder pasar un día en familia o, como en nuestro caso, de descanso antes de otra paliza montañera.  No me llevé el gps pero tenéis tracks a porrillo en wikiloc y en la web de turismo de Andorra (aunque ya os digo que no hace ni falta).

Fecha real: 07/07/2015
Desnivel: unos 460m.
Distancia: 6 km.
Tiempo invertido: unas cuatro horitas con una larga parada

jueves, 16 de julio de 2015

Pico de Comapedrosa (2.942m)


El verano pasado nos dimos una vueltita corta por Andorra y se nos quedó en el tintero su pico más alto.  Este año caerá por fin la conquista del país pirenaico…


Hemos dormido al cobijo de la furgoneta en uno de los parkings de la estación de esquí de Arinsal así que para llegar al punto de partida sólo tenemos que levantarnos y conducir un par de kilómetros atravesando un mini-túnel hasta una urbanización anexa a la localidad de Arinsal.  Desde aquí hay que buscar las marcas roji-blancas de la GR11 y seguirlas por una pista muy empinada que pronto nos presenta un desvío para coger la senda más sombría a través del bosque mixto hasta volvernos a encontrar con la pista y la GR que ya no abandonaremos.  Poco a poco pero sin descanso nos acercamos al Collado de Comapedrosa.  A nuestra izquierda, tras una pronunciada cuesta, se encuentra el Refugio de Comapedrosa y junto a él el Estany de Truitas que visitamos el año pasado.  Nosotros continuaremos recto siguiendo la GR por el único llano que calma las aguas del Río Comapedrosa que queda a nuestra derecha y junto a él la “Pleta” y su cabaña homónimas.  Aprovechamos el paraje para almorzar y descansar un buen rato que ya llevamos medio camino hecho.



Hace un rato que hemos abandonado las bondades de la media montaña, sus bosques y sus pastos para pasar a los rigores de la alta montaña que recorremos gracias a la cómoda GR11 que  serpentea por las laderas empinadísimas que preceden a “La Portella de Baiau”, un pequeño collado con una pequeña balsa de desagüe del Estany Negre que veremos de lejos pues aquí dejamos por fin la GR y nos desviamos a nuestra derecha siguiendo las indicaciones del cartel que reza “Alt de Comapedrosa”.



Entramos en el típico terreno rocoso de las cumbres altas y superamos una fuerte cuesta para encaramarnos en la cresta que, dirección norte, nos encamina a la cima mientras contemplamos el Ibón de Truitas y el Refugio Comapedrosa a la derecha y el Estany Negre a nuestra izquierda.





La cima nos recibe coronada por un panel informativo enorme decorado por una guirnalda de oraciones budistas.  Típico ambiente “tresmilero” mirando todo por encima que para eso estamos en la cima más alta del país… ¿a que suena guay?.

Estamos rodeados de montañas desconocidas pero conseguimos identificar el Pico Tristaína que ascendimos el año pasado y a lo lejos, como si fuera una nube que flota, las Maladetas nos saludan provocativas como sabiendo que les tenemos el ojo puesto.




Aprovechamos la brisa fresca para descansar otro buen rato, comer e hidratarnos.  Se está tan a gusto que invertimos casi una hora allí plantados.  Pero hay que bajar.

Habíamos pensado hacer una circular descendiendo dirección norte hasta el collado del Forat dels Malhiverns por el Refugio Pla de l’Estany, pero una lugareña nos indica que la ruta es muy incómoda, larga y con mucha nieve para estas fechas.  La verdad es que sin conocer bien la zona, me echo para atrás rápidamente y decidimos seguir las recomendaciones de la muchacha que nos indica la bajada por el “Camino del Port de Baiau”.

Empezamos el descenso por la ladera nor-oeste siguiendo senda muy pisada que nos ayuda con una pedrera de esas incómodas y resbaladizas que tanto me gustan a mí (dicho con todo el “rintintin” que me sale del alma) pero más pronto que tarde, el terreno se suaviza y conforme alcanzamos el lago, retomamos también las marcas de GR que nos llevarán por la orilla dejando el agua a nuestra derecha y atravesando algún nevero muy pisado pero sin lugar al resbalón que podría suponer un buen chapuzón en agua helada.



Llegados al Portal Baiau, cerramos el círculo y nos encontramos sobre nuestros pasos que no abandonaremos hasta las inmediaciones de los llanos donde nos desviaremos por una senda a la derecha que ascenderá suavemente por un pequeño y bello bosque de rododendro hasta el refugio donde haremos parada y fonda para recuperarnos del terrible calor que cae a estas horas del día.  Desde aquí, continuaremos por la GR ya sin abandonarla hasta la furgoneta.


Muy recomendable ascensión al coloso andorrano que únicamente presenta la dificultad del fuerte desnivel acumulado y algún paso de pequeña y fácil trepada en la cresta final. 





Fecha real: 06/07/2015

AQUÍ el track

Desnivel acumulado: 1.480m.

Distancia recorrida: 15km.

Tiempo invertido: 9 horas con paradas.