miércoles, 30 de octubre de 2013

Circular por las faldas de Jaizkibel (Pasaia Donibane-Mitxintxola –Pasaia Donibane)

En principio la idea era subirnos al Adarra para lo cual habíamos madrugado un poquito porque hay que volver a comer a San Sebastián, pero la cosa nos salió rana pues llovía nada más bajar del coche.  Aún así lo intentamos pero lo de ir calados en empezar a andar pues como que no ¿no?.

Se cumple la Ley de Murphy y en cuanto llevamos cinco minutos en carretera de vuelta, para de llover.  Bonito del Norte hace gala de su conocimiento del medio y me transporta hasta la localidad de Pasajes de San Pedro para subirnos a una barquita que nos lleva en un suspiro a Pasajes de San Juan desde donde parten unas cuantas rutas, de las cuales la reina sería el Jaizkibel  pero no hay tiempo, así que elegimos una variante corta por aquello de darnos un garbeo y ganarnos los pinchos y el sin fin de manjares que nos esperan estos días.



La cosa es fácil.  Bajamos de la barca y empezamos a seguir (en contra-dirección, claro) las flechas amarillas del Camino de Santiago que también discurre por aquí en su variante Norte.  Conforme nos alejamos de las casas de pescadores y divisamos la entrada de la bahía, empezamos a remontar el suave acantilado hasta llegar a una pequeña calita que me cuenta Bonito servía de lugar de despiece de Ballenas cuando las había a montones por aquí.



Aquí hay un camino que seguiría por el raso de la costa pero una señal nos prohíbe pasar.  Hay que girar a la derecha, dirección Jaizkibel tal como indica el cartel disponible en el lugar y del cual seguiremos la variante naranja.



Empezamos la rampa empinadísima y asfaltadísima que nos acerca a una atalaya donde nos encontramos un pequeño rebaño de cabras que… oyes ¿qué hacen? … ¡mirate que están riñendo!.  Que a falta de la berrea de los ciervos, nos hemos encontrado con la de las cabras donostiarras, si es queeee…


Esperamos un poco a que se les pase el cabreo (nunca mejor dicho) contemplando las traineras pasar allá abajo,  para continuar ahora ya sí por senda que nos conduce por el lateral de una cresta rocosa de curiosas y guapas formaciones areniscas.



Cada vez estamos más altos (dentro de lo que cabe en estas latitudes) y ya contemplamos el Jaizkibel a lo lejos.  El día está plomizo, hace más bien calor y con la humedad vamos los dos chupidos como si nos hubiéramos subido al Adarra esta mañana.  Pero pronto llegamos a un colladete que nos indica el fin de la subida, sólo nos queda acercarnos a la loma del Mitxintxola y volver al collado para girar a nuestra izquierda según la dirección de la marcha que llevamos y siguiendo unas marcas blancas que nos acompañan todo el recorrido.



Atravesamos un Robledal para encontrarnos rápidamente con una carretera que da a una serie de caseríos.  Sólo hay que seguir las marcas que nos bajan “a cuchillo” a ratos por carretera y a ratos por camino asfaltado otra vez a Pasajes de San Juan donde cae su zurito-pincho bien merecido.






Fecha real: 26/10/2013
Cartografía: los carteles del camino
Desnivel: 332 metricos de ná
Distancia: unos 6 kilómetros de ná
Tiempo invertido: horeta y media a paso ligero y sin parar casi

martes, 15 de octubre de 2013

Punta Suelza (2.974m.), circular desde el Collado de Cruz de Guardia


Cuando subí por primera vez al Punta Suelza era una adolescente que estaba empezando en esto de la montaña y lo cierto es que no tengo un recuerdo especial de aquella ascensión así que tengo ganas de volver y disfrutar de esta bella pero poco frecuentada cumbre.

El año pasado J.M.N. en su blog “Pirineos, Motañas y Hombres” contaba su ascensión desde el Collado de Cruz de Guardia cerrando la ruta en sentido circular bajando por los Ibones de Barleto.  Bien, me gustó muchísimo la idea e incluso prometí que subiría ese mismo verano pero no pudo ser, así que por fin llegó el momento.

He quedado con Tato y Novia que se raja a última hora (además de todos los COBARDES que hicieron lo propio ayer ¡vaya banda!).  Al punto de la mañana estamos saliendo de Huesca dirección Aínsa en busca del Valle de Gistaín en cuya carretera principal buscamos el desvío a mano derecha hacia Sin y Serveto.  Justo antes de llegar a éste último, nos desviamos a la izquierda por una pista identificable porque en su entrada (a la derecha de la carretera) hay un cartel de infomación y un panel explicativo de “La comuna”.

La pista se encuentra en perfectas condiciones para el paso de vehículos normales, excepto casos de nieve o tormentas recientes.  Conduciendo con cuidado y disfrutando del paisaje, llegamos hasta un refugio (Cabaña Bargasera) frente al cual aparcamos justo antes de un cartel de prohibición de circulación a vehículos no autorizados.  Pues nada, a calzarse las botas y a almorzar que nos ha costado tres horas llegar hasta aquí y los estómagos nos están echando la bronca hace rato.  Mientras almorzamos, activo el GPS (el yipiés pa que se me entienda) que por suerte funciona y digo “por suerte” porque no tenemos mapa de la zona y ya podemos rezar por tener Internet pues nuestro guía hoy va a ser el track en wikiloc de J.M.

Empezamos a andar por la pista hasta que termina en una vaguada con un refugio (Cabaña de Pardinas) muy cerca del barranco de Pardinas, aquí buscamos trazas de senda dirigiéndonos a nuestra izquierda y cruzando el barranco para ascender una pequeña pedrera.  Ahora seguimos una senda desdibujada que primero asciende recto.  Hay que estar atentos a los hitos que nos dirigen a nuestra derecha por una ladera herbosa que ya no abandonaremos.


Esto está empinado como si no hubiera un mañana y mis pulmoncitos todavía no notan las bondades del abandono del tabaco, además tengo un día tonto de esos, así que me cuesta lo mío ir superando la cuesta que ciertamente no es moco de pavo.  Menos mal que la cima se deja ver pronto y el paisaje tanto a un lado como a otro es sobrecogedor: a mi izquierda Monte Perdido con el Vignemale a lo lejos y a mi derecha el Posets con el Perdiguero también a lo lejos.




Poco a poco y siguiendo los hitos (que los hay, sólo hay que buscarlos) remontamos lo poco “verde” que nos queda y nos plantamos a los pies de la pirámide cimera.  Aquí la cosa se complica un pelín pero hay hitos que nos guían por los mejores pasos que superamos apoyando las manos pero sin mayor complicación.  En seguida divisamos el vértice geodésico de la cima que ganamos por pedrera muy estable.


¡Ale! Ya hemos triunfado.  Ahora a comer que nos lo hemos ganado, no sin antes abrigarnos con todo lo disponible pues hace un frío que pela con una suave brisa del norte aderezada por alguna nube de evolución y nubes altas que vaya si se podrían haber esperado un rato a aparecer.  Da igual, encontramos un trasaire estupendo con vistas de primera división al Posets en primera plana y todos los gigantes de Viadós y Estós a nuestra izquierda.  ¡Mira que es bonito este pico y en que baja estima le tenía! Con este pensamiento degusto el bocata de jamón y la chocolatina de postre.




Mientras empezamos a recoger noto un movimiento justo delante nuestro de un ave que emprende vuelo, enseguida me percato de que no es un buitre, en ese momento pienso que es un Quebrantahuesos pero mirando la foto en casa se dudo y finalmente me pienso que es un Águila.  Pues no! es un Quebrantahuesos hermoso como él solo... ¡GRACIAS J.M.!.


Entre las vistas, el bocata y el "Quebrantón" acabamos de pasar un rato bien majo y con ese sabor empezamos a bajar más contentos que unos críos.  Primero seguimos un poco la cresta,  en contradirección de la subida, a ver si podemos echarle un ojo al Ibón del Cao pero no se deja ver el puñetero.  La abandonamos y comenzamos a descender rápidamente por la pedrera buenísima de esas que dejan fluir como agua de mayo por barranco y ¡ojo tú a ver si nos la vamos a pegar!.  Paramos un momento a consultar el track con tan mala suerte de que se acabó lo bueno y aquí no hay cobertura así que estamos solos con nuestras mentes inquietas para resolver la bajada.



Continuamos por la pedrera haciendo zig-zags y buscando los pasos más cómodos y menos comprometidos hasta llegar a un llano herboso donde nos desviamos en busca otra vez del Ibón del Cao que ahora sí se deja ver aunque sólo a medias pero muy fotogénico él a las faldas del sin par Punta Fulsa.



Una vez conseguida la foto del Cao, nos vamos campo a través en busca de los Barletos.  Enseguida divisamos el Ibón pequeño y hacia él que nos vamos no sin antes darnos cuenta de que tenemos un buen paredón a nuestros pies.  Vamos buscando los mejores pasos hasta que no nos queda otra que destrepar.  Nada, un destrepe cortito y sin patio para enseguida llanear y plantarnos por fin en el deseado Ibón donde paramos a descansar un pelín que llevamos tute.  A mí me suena que había que bordear el Ibón grande y a Tato también, pero no lo vemos claro así que elegimos ascender en busca de la primera ladera que hemos subido para conectar con el camino de subida y ya sin más contratiempo que el cansancio propio de esto de hacer el tonto “pol monte” llegamos al coche y de allí directos a Güeskonsin que nos queda buen chorizo.  La cerveza del triunfo para otro rato, nos conformamos con un nestea en la gasolinera de… no me acuerdo, estaba dormida.


Muy bonita ascensión y sobre todo el descenso por aquí, para mi gusto muchísimo mejor que la normal desde Urdiceto.  Hay que tener en cuenta que se trata de un itinerario muy poco transitado, así que no contar con encontrar senda clara ni facilidad alguna, hay que buscarse la vida y echarle imaginación.

Bueno sí, nos hemos desviado un poco pero llegar llegamos

Fecha real: 13/10/2013
Cartografía: El track de J.M.N. para subir y nuestras neuronas para bajar
Desnivel: unos novecientos acumulados
Ditancia: unos trece kilómetros
Tiempo invertido: siete horetas de ná

martes, 8 de octubre de 2013

Peña Roya (2.578m.) y Peña Blanca (2.555m.)


Este verano estuvimos con Tato y Tolo dando una vuelta por Panticosa un día que estaba yo malita y no había podido acompañar a J.M.N., Silvia, y David en la quedada para subir a Peña Roya y Peña Blanca desde Santa Elena.  Aquella vez miramos el recorrido pero no subimos porque era tarde y se aproximaba una tormenta que no nos pilló por muy poco.

Esta vez Bonito del Norte, Tato, Novia, Tolo y Servidora nos ponemos en marcha menos temprano que otras veces porque la gesta de hoy tampoco requiere más.  Además estamos empezando el otoño y las sábanas se pegan al cuerpo que no veas.

Ponemos rumbo a Hoz de Jaca donde sale una pista muy bien indicada con carteles que rezan “Lago Sabocos” para aparcar en las inmediaciones del telesilla de Petroso de Panticosa.  Hemos subido sin mayor contratiempo que bajarnos del coche para reducir el peso del vehículo y sortear un badén algo roto por los desprendimientos, nada más, se puede subir con coche normal y un poquito de talento.

Desde aquí seguimos la pista en busca del Ibón de Asnos donde arribamos en seguida para realizar nuestra primera parada del día y almorzar como dios manda con degustación de longaniza de Graus y tortas de Ayerbe. 


Bien energetizados, reemprendemos la marcha por la pista dejando el ibón a nuestra derecha.  Ahora hay que estar pendientes de un desvío que tenemos que coger a la derecha, enseguida lo encontramos gracias a un hito perfectamente dispuesto y comienza la rampa durante la que nos vamos disgregando según los hitos que nos vamos encontrando y que no son pocos (ya saben ustedes, la escultura está de moda) hasta que alcanzamos un semi llano en el que nos reagrupamos y encontramos marcas roji-blancas de vaya usted a saber qué GR pasa o más bien pasaba por aquí.


Siguiendo las marcas nos encontramos con un pequeño ibón que se presenta helado ¡sí, sí, helado!, es que me he olvidado antes de comentar que, a pesar de que el sol brilla, hace un fresquito importante.  Aquí nos damos cuenta de que ese “espolvoreado” de nieve que vemos en derredor no es tal, sino que se trata de los restos de la tremenda granizada que ha caído aquí en días pasados.  Parada, fotos y a continuar marcha.


De momento el camino resulta agradable por pequeños prados, entre formaciones calizas y pequeños iboncitos que más bien son tremendos charcos de las cantidades brutales de agua que han caído hace poco.  Ya nos acercamos a la pedrera de acceso al Portillo Chetro.


Sólo tenemos que seguir las marcas de GR pero el granizo a medio derretir y vuelto a helar, ha encontrado el depósito perfecto en el trazado de la senda cosa que dificulta un camino que ya de por sí es empinado y resbaladizo.  No sin alguna dosis de esfuerzo, nos encaramamos por fin en el Portillo Chetro.


Ahora sí, todo es “coser y cantar”.  En “cerocoma” nos plantamos en la cima de Peña Roya donde nos encontramos ese pedazo de chatarra del que ya había oído yo hablar y que sí, efectivamente, es un tremendo despropósito que podríamos ahorrarnos si el instalador y/o propietario de semejante cosa en desuso tuviera un poco de amor por las cosas bellas y se prestara deshacer el mal hecho. 

En fin, que nosotros a lo nuestro y a tirar fotos a mansalva con los móviles que pa eso nos hemos dejado las cámaras “buenas” en casa (si es queeee…).  Trago de agua y en marcha a Peña Blanca que si no se va a poner celosa.

Bajamos al collado que separa a las mellizas estas y empezamos a subir la suave cuesta de Peña Blanca acompañados por un rebaño de famélicas cabras que sólo les falta hablar para pedir comida.  En un suspiro estamos en la cumbre otra vez tirando fotos como condenados.  No sé qué nos pasa, es como si precisamente el día que no hay cámara nos apetece a todos inmortalizar cada segundo.



De Peña Blanca otra vez al Portillo Chetro a comer.  Esta vez a la degustación además de la longaniza se suma la tortilla y el jamón todo regado con vino tinto de la Bota de La Real.  Es decir, recuperamos todas las calorías perdidas durante la ascensión.

Para bajar: misma ruta en un santiamén y eso que la pedrera está bastante antipática no sólo por el hielo fusionado del granizo, también las zonas que podrían ser más amigables están congeladas y duras como acero para barcos así que poco hemos podido “fluir”.

Maja ascensión oiga, con un día fresquito pero muy agradable y estupendas vistas del Vignemale y los colosos de Panticosa sólo parcialmente tapados por alguna nube puñetera.  También Telera y Collarada se dejaron ver además del Sobrepuerto en todo su esplendor con Guara vigilante allá a lo lejos.  Alguna/o nos quedamos con las ganas de continuar la cresta al Sabocos, pero bueno, siempre está allí.






Fecha real: 06/10/2013
Cartografía: Editorial Pirineo nº3, Valle de Tena-Vignemale
Desnivel: Unos 750m.
Tiempo invertido: 6 horetas

Fotografías: La del Ibón de Asnos es cortesía de Tato ¿a que es maja?