jueves, 20 de junio de 2013

1er. intento al Castillo de Acher

La intención inicial era Peña Forca, pero como la ruta es visible desde abajo, desistimos viendo buena cantidad de nieve en los pasos clave.  No llevábamos piolet y no era cuestión de enmarronarse.  Así que nos decidimos por el Castillo de Acher que parecía más limpio y además todavía constaba entre mis pendientes.

Tempranito por la mañana, cuando todos aún duermen, comenzamos a caminar por la pista que sale desde la mismísima carretera de la Selva de Oza nada más cruzar el puente desde el que observamos el brutal caudal de agua que lleva el río estos días de deshielo tardío.  La pista va subiendo suavemente y con tanta humedad casi tenemos que ir apartando las babosas para poder andar, pero de repente nos llevamos una agradable sorpresa cuando divisamos una salamandra que se deja fotografiar.



Al cabo de un rato, encontramos el desvío con la senda señalizada que a nuestra izquierda nos llevará al Castillo de Acher.  El camino empieza directamente con buena cuesta que será la tónica general de toda la excursión, así entendemos por qué este pico (a parte de su especial belleza) resulta tan mítico. No hay pérdida, sólo hay que seguir el camino por el precioso bosque de esos que te hacen sentir como si de un momento a otro te vaya a salir un Elfo o Hada al paso… pero no! Lo que nos salió al paso fue el Barranco de Espata tan furo que cruzamos como podemos y gracias al largo de nuestras piernas. Eso que aún es tempranito… ya veremos qué pasa cuando volvamos por la tarde.

Salimos del bosque y al volver la vista se nos abre la panorámica de la zona:



Peña Forca



Chipeta Alto



Petrechema y las Agujas de Asambere

 Continuamos por senda muy clara y dejamos el refugio forestal a nuestra derecha, encaminándonos ya hacia las paredes que defienden y dan nombre al Castillo sobre las que podemos observar la brecha que nos ha de abrir paso al sinclinal desde el que atacaremos la cumbre.


Seguimos ascendiendo pero mis peores temores se confirman y hacen aparición los neveros que vamos cruzando sin problemas hasta que llega el “nevero cabrón” y definitivo.  Busco la zona más llana pero la caída asusta, aún así me meto en faena y lo intento hasta que la realidad se hace patente: nieve poco espesa y botas blandas sin piolet …¡mal rollo!.

Estos son los raticos que me ponen mala leche y me hacen emprenderla conmigo misma… ¡poco talento! ¡que majo está el piolet en casa!.  Total, que tras un resbalón de esos que te hacen resoplar secándote el sudor de la frente, decido renunciar y dar la vuelta.  Aún nos falta llegar a la brecha de acceso y superar todo el sinclinal que indudablemente también llevará nieve vete tú a saber en qué estado.

Comenzamos la bajada y aprovechando que sobra tiempo, me dedico a fotografiar el sin fin de florecillas que se dejan ver como si la primavera estuviera empezando en vez de terminando.  Como J.M.N. está de jornadas orquideológicas y no hemos podido ir, pues nos dedicamos a identificarlas con el libro que él mismo escribió para críos como nosotros.


Androsace Villosa
 
Botón de Oro (ranunculus sp)


Grasilla (pinguicula grandiflora)



Nomeolvides (myosotis sp)

Saxifraga granulata

Hacemos paradita y fonda cerca del refugio y continuamos camino de bajada que se hace rápido excepto por el “momento Barranco Espata” que terminamos cruzando al estilo libre, es decir, como barranquistas sin neopreno… ¡como bajaba agua por ahí oyes! ¡que casi se nos lleva! A nosotros y a medio país vasco que pasaba por allí.

Salvado el barranco, sólo quedaba llegar a la furgo que nos esperaba rodeada de vehículos variados con sus ocupantes campando con elementos de cocina, biquinis, chanclas y un sin fin de extraños elementos.  Tras ser observados como bichos raros (Estamos en el monte ¿no? Es normal que lleve botas y mochila ¿no?), nos piramos espantados de aquella manifestación de dominguerismo en su máxima expresión.

Fecha real de la excursión: 16/06/2013
Cartografía: Editorial pirineo nº 1.  Valles de Ansó-Hecho-Aragüés
Fotografías: Mi macro y yo