martes, 27 de marzo de 2012

MONTAÑERA, A TUS MONTAÑAS


“Que ¿por qué te estoy queriendo?, no me pidas la razón” rezaba la canción. Y estoy segura de que si el Pirineo pudiera hablarme, así sería nuestra conversación. 

Mi adorado Pirineo se debe pensar que soy medio masoquista y es que nunca he sido deportista y por lo tanto no se me puede considerar una experta montañera, ni “aguerrida” como dirían algunos, cosa que para él ha de ser curiosa ya que tiene que aguantar mis rabietas cuando la jornada se me cruza.  Montañera sólo por el placer de subir montañas y eso sí, andando, que así es como se hace camino y si los pies se me separan alguna vez de la horizontal es porque el monte lo vale mucho.  En pocas palabras, lo mío son las rutas normales y además despacito, con calma… al “paso de la vaca” o en “estilo diesel”.  Para ser más exacta: lenta pero segura.  Así se llega a todas partes y el cuándo es lo de menos.

Aunque veces paso malos ratos como esos en los que me embarco (sin querer, por supuesto).  O me pilla un tormentón.  O me entra una pájara tonta de esas.  O simplemente no es el día, porque hay días que aunque una se empeñe no lo son, al final cada paso, cada mal rato, cada gota de sudor, cada tropiezo, cada hora invertida tienen su recompensa.  Porque la montaña siempre tiene algún secreto escondido que termina por revelar y es entonces cuando se abre ante mí esa inmensidad que me demuestra lo pequeña que soy pero lo magnífico que resulta escuchar ese silencio.

Un día mi abuelo me dijo: “no hay silencio más hermoso que el silencio de un pico de montaña”.  Y desde entonces no me canso de buscar ese silencio que se rompe con el viento, con el rugir de la nieve que resbala en la ladera, con el canto de algún pájaro o con cualquiera de los singulares sonidos que sólo la montaña ofrece.

“Montañera, a tus montañas” no es una guía de reseñas, ni un foro de “pica picos” de esos de “a ver quién llega antes o por lo más difícil”.  Este es un diario de peripecias montañeras en el que espero quepa de todo un poco lo que la montaña y su disfrute pueda ofrecerme a mí y quienes (valientes y pacientes) me acompañen.